Quienes estuvieron en las plateas del Festival Nacional de Folklore de Cosquín o vieron por televisión la jornada inaugural de su 63º edición, pudieron asistir a la presentación de un exquisito espectáculo: un homenaje que, de manera conjunta Jairo, Juan Falú y Horacio Lavandera rindieron a Atahualpa Yupanqui y Nenette Pepin Fitzpatrick, que firmaba como Pablo del Cerro.
Ya en 2022, Horacio Lavandera había explicado cómo se había dado su acercamiento a la obra musical de Nenette, en declaraciones que hizo para TELAM el 24 de noviembre:
Me fui adentrando en la obra de ella que fue tan importante y grabé ocho piezas en “A Nenette y Don Ata” (donde se incluyen, entre otras obras, “Cruz del Sur”, “Luna Tucumana”, “Indiecito dormido”, “Los ejes de mi carreta” y “Piedra Sola”) que dan cuenta del encuentro entre el piano romántico y el folclore y de allí surgió un folclore mucho más depurado.
(TELAM 24.11.22 Lavandera por dos: en el Colón por Unicef y rumbo al debut en Casquín “para romper estructuras”).
Otra vez juntos en el Teatro Hermitage, el viernes 28 de enero Jairo contó, antes de invitar a Lavandera al escenario:
“Su padre le entregó estas partituras, le dijo que iban a ser muy importantes para él. Se enamoró de esas partituras y por primera vez las tocó en Cosquín. Tengo el honor de que esté hoy acá”. (La Capital de Mar del Plata 28.01.23)
Horacio Lavandera editó en 2022 A Nenette y Don Ata, un álbum atravesado por la obra de Yupanqui y sobre todo del aporte de su compañera Nenette Pepin Fitzpatrick:
“Estoy muy feliz de presentar este disco, ya que esta pareja cambió por completo el folklore tradicional de Argentina. Nenette, en su formación de pianista clásica, trabajó con los profesores más importantes de Argentina, Antonio De Raco o Juan José Castro. Nenette y Atahualpa compusieron cientos de obras, la primera fue Luna tucumana”. (La Voz del Interior 20.01.23)
“A Nenette y Don Ata” incluye, tocadas en el piano, algunas de las piezas más conocidas, pero también otras inéditas como el Preludio a la manera de Bach, Ibatín, Cumbres silenciosas y Piedra Sola.
En El lado irlandés de los argentinos incluí un capítulo al que titulé Pablo del Cerro, música con alguna resonancia irlandesa, especulando con la posibilidad de que Nenette, hija de padre francés y madre de familia irlandesa, hubiera escuchado melodías irlandesas en su primera infancia:
Nenette, la hija a la que Henriette Fitzpatrick arrulló con sus canciones
irlandesas, fue así la compañera de Atahualpa Yupanqui en la autoría de algunos de los temas más emblemáticos del folklore argentino.
Si se parara la oreja, ¿se podría reconocer, acaso, una lejana resonancia
irlandesa en los acordes?
Tiempo después, el atento amigo Eduardo Enrique Durán me confirmó la sospecha: Nenette reconocía la herencia irlandesa y así se la transmitió a su hijo Roberto Chavero, que en uno de sus poemas “Para mis bisabuelos Bridgette Slaney y Brayne Fitzpatrick, y para mi abuela Henriette Fitzpatrick, sombras que vagan por paisajes infinitos de bosques y nieves en el lejano Canadá”, da testimonio de esa herencia:
Me llega una voz antigua
De un oscuro puerto en brumas.
En lo hondo de mi memoria
Alcohólica y viril retumba.
Gente clara, manos fuertes,
Cicatrices en el alma,
Piedra oscura y prados verdes,
Irlanda, mía es tu llama!
En su interpretación magistral, Horacio Lavandera resalta los delicados aportes que Nenette introdujo para el desarrollo de “un folklore más depurado”; esta mujer que seguramente trajo en su memoria una lejana resonancia irlandesa en los acordes.